lunes, 4 de octubre de 2010

Tomás Gómez: el principio del fin del PP en Madrid




Tras una campaña sin insultos, sin descalificaciones, sin estridencias, envueltos en una atmósfera de la más pura esencia democrática, los militantes socialistas madrileños han elegido el candidato para derrotar a la condesa Esperanza Aguirre.
A partir de ahora, toda la militancia a piñón fijo apoyará a Tomás en el objetivo de lanzar a la “lideresa” de la Puerta del Sol y recuperar Madrid para la mayoría social.

Sin embargo, la presencia de la aristócrata en el gobierno de Madrid no es una cuestión que afecte solo a los madrileños. Estoy convencido de que el “proyecto Aguirre” oculta una operación de muchísimo más calado. Desgraciadamente.

Durante estos años, el desgobierno de la condesa ha cumplido varios objetivos. El primero, servir los intereses de una élite empresarial y social. Las necesidades ciudadanas han cedido ante las “oportunidades de negocio” de pequeños aunque poderosos grupos.

En este sentido, el eslogan socialista “Devolver Madrid a los madrileños” no puede nacer más preñado de razón.

En segundo lugar, y esto es lo más grave, Esperanza Aguirre representa la “avanzadilla” en España de la derecha más cruel, fanática, perversa y dañina del planeta: los neoliberales del sur de los EEUU. Al lado de estos grillados, Reagan y Bush pasarían por moderados.

La miopía y garbancerismo del análisis político en España (en muchos casos a cargo de “todólogos” y lenguaraces a sueldo) no suele reparar en la ideología que actualmente se está defecando con profusión en EEUU y que anhela, merced a elementos como Aguirre, imponerse en España. De hecho, ese es el objetivo, (véase mi artículo “La extrema derecha que se nos avecina”).

Así, enarbolan la bandera de la “libertad individual frente a los gobiernos”. Pero eso es una colosal mentira. Suelen ser los primeros en recibir jugosas subvenciones gubernamentales, en aplaudir las intervenciones militares, en reclamar “mano dura” en forma de más Derecho penal, más policía, más cárceles…en realidad, esa “libertad individual” que cacarean consiste en negar oportunidades a quienes necesitan de lo público para ser ellos quienes rebañen hasta la última moneda.

El motor que los impulsa se alimenta de odio y codicia. Entre otras formas, se manifiesta en la aversión a los servicios públicos de calidad y el desprecio a los sectores más modestos. Su consigna es pisar la cabeza de la mayoría de los ciudadanos para que no amenacen sus intereses. Por eso deterioran la sanidad y la educación pública, arremeten contra los sindicatos y privatizan lo que es de todos.

Para coronar estos objetivos inmundos precisan de un descomunal y bien lubricado aparato de propaganda. Un ejemplo diáfano lo constituye TeleMadrid, ente oficialmente público pero, en la práctica, el NO-DO de Esperanza Aguirre. Y mejor no hablar de las licencias mediáticas entregadas a auténticos chiflados retorcidos o de los millones de euros de dinero público empleados en autopropaganda.

A lo anterior habría que añadir el peso del integrismo cristiano que racionaliza las conciencias de muchos neoliberales. Y no en vano, Esperanza Aguirre ha prodigado beneficios y concesiones a grupos ultras religiosos en detrimento de jóvenes, ancianos y necesitados.

Obviamente, el papel de Tomás Gómez como freno al “proyecto Aguirre” nace con una trascendencia incalculable. No solo nos jugamos el futuro de Madrid y los madrileños, sino impedir en España la metástasis neoliberal procedente del sur de los EEUU. La auténtica libertad, así como el bienestar de millones de personas está en juego. Nada menos.

Gustavo Vidal Manzanares es jurista y escritor